Carteles de la Guerra Civil Española: España orientadora espiritual del mundo (5/110)
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Carteles de la Guerra Civil Española: España orientadora espiritual del mundo (5/110)


El cartel franquista no tuvo, indudablemente, la calidad que alcanzó el republicano. Las industrias gráficas, las grandes imprentas, los cartelis- tas dedicados a realizar bocetos para las salas cinematográficas y los teatros o para las grandes empresas comerciales residían en Madrid, Barcelona o Valencia, ciudades que habían quedado en la zona republi­cana. Desde Salamanca, Burgos, Valladolid o Sevilla, la propaganda gráfica que se realizó fue muy de circunstancias. Por otra parte, buen número de carteles franquistas, y seguramente los más conseguidos, se imprimieron una vez acabada la guerra (el que aquí reproducimos fue impreso en Barcelona en enero de 1939, recién conquistada la ciudad por las tropas de Franco).

A pesar de su escasa calidad artística, el cartel franquista no deja de tener, sin embargo, interés político, sobre todo por la temática que refle­ja. En él aparece más frecuentemente la simbología conservadora, pro­cedente del nacional-catolicismo, que la fascista o totalitaria con preten­siones revolucionarias. El tema de la Cruzada se aúna con el mito impe­rial y el de la España «orientadora espiritual del mundo». La Iglesia es, con el ejército, uno de los pilares básicos del nuevo régimen que se está construyendo. La persecución desatada en el campo republicano contra la Iglesia católica sirvió perfectamente a los fines de la propaganda na­cional: la defensa del catolicismo perseguido se convirtió en justificante del alzamiento, tanto de cara a la opinión española como a la internacio­nal. Parte del clero, especialmente navarro y castellano, se unió desde primera hora a la sublevación,

recordando a las antiguas guerras de reli­gión y la beligerancia contra los enemigos de Dios. La guerra civil se convertía así en cruzada en defensa del catolicismo. Los combatientes de las milicias, excepto los falangistas, os’tentaban como distintivos cruces de San Andrés, de Covadonga o de Santiago, o escapularios con el Sa­grado Corazón de Jesús y el lema «¡Detente, bala!» Ya el 30 de septiem­bre de 1936, Pía y Deniel, obispo de Salamanca, hizo pública la primera carta pastoral en la que se calificaba a la guerra de cruzada. La opinión católica definía a España como «luz de Trento y martillo de herejes». La Carta colectiva del episcopado español acabó de remachar el clavo en la identificación de la guerra con la defensa de los valores universales del catolicismo.

Detalles técnicos del cartel:

Autor, Servicio Nacional de Propaganda. Impresor, Juan Barguño y Cía. Barcelona. Medidas, 100 x 70 cm.

(Col. C. Sáenz de Tejada.)

Fuente: “Carteles de la Guerra Civil Española”, Ediciones Urbión, S.A. 1981.



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